Siempre he sido un gran amante de la asociación llamada "amistad", ya que esta no adolece del sentimentalismo de los amantes, como tampoco de las extremadas exigencias de la familia y de los parientes. Es, mas bien, un honesto compartir de la conciencia, del amor y de los regalos de la propia corriente de vida, sean tangibles o intangibles, de acuerdo al patrimonio de cada ser humano.
La verdadera amistad esta fundamentada en una absoluta honestidad, la cual requiere que nos adentremos en los recovecos más recónditos de nuestra mente externa.
La amistad desea el mejor éxito y logro para el amigo.
La amistad consiste primordialmente en dar y no en recibir.
Creo que, en nuestro Ámbito, el vocablo “amistad” describe muy acertadamente la actitud de sentimiento y conciencia entre los miembros de la Hermandad.
Tengo la esperanza de que una amistad de este tipo se desarrolle entre todos aquellos de ustedes que deseen asistirnos en este momento.
Las profesiones de lealtad salen disparadas de los labios así como la flecha es disparada del arco en tensión.
La lealtad del corazón se desarrolla más lentamente e irradia hacia delante como el suave color del fuego del hogar cuando las primeras llamas violentas han encendido el corazón de la madera y los carbones arden en forma constante, cálida y duradera.
Esta es la intangible hermandad por la que estamos orando para que se de entre ustedes, los escogidos.
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